
El recuento de los daños
Y al final, puras promesas
Es por todos sabido que la historia de la política mexicana se ha caracterizado por los fraudes y los “cambios”. Eso ya nos es novedad.
A un año de que Felipe Calderón asumiera la presidencia, tras la controversia del fraude y, detrás también de la vox populi que demandaba el “voto por voto”, caímos pues, y con las cuatro patas en el macabro juego del cambio, en el que el pueblo, que en su momento creyó en las lindas palabras y en la mejor sonrisa de FECAL, ahora sufre las consecuencias como la típica novia de rancho a la que dejan siempre vestida y alborotada.
En toda contienda electoral se despilfarran recursos a diestra y siniestra, y la lucha por el poder se torna encarnizada y visceral como si en juego estuvieran los intereses particulares del mandatario, cuando el fin (por si no lo saben “nuestros gobernadores”) es hacer un buen gobierno para el pueblo, ya que como dicen por ahí que Vox Populi Vox Dei, o lo que es lo mismo, la voz del pueblo es la voz de dios.
Así, por ejemplo, según cifras de Gobernación durante la administración de Chente (Fox), se utilizaron en promedio 7 mil 203 pesos diarios para propaganda, mientras que en lo que va del sexenio de Felipillo, se gastan 10 mil 136 pesos diariamente. De no modificarse esta tendencia, al final de su mandato se gastará un aproximado de 22 millones de pesos. Así las cosas, mientras los recursos se malgastan para propagar las propuestas que al final quedan como promesas, los empleos bien gracias ¿no?.
Tanto se proclamaba Calderón como e presidente del empleo, pero de eso puras habas: hasta febrero de este año, la tasa de desocupación (TD) en el país fue de 4.02 por ciento de la población económicamente activa (PEA), porcentaje superior al registrado en el mismo periodo de 2006, cuando se ubicó en 3.60 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Nada de empleos, pero eso sí, FECAL se ha entretenido reformando leyes que afectan grandes sectores de la sociedad, como las reformas a la ley del ISSSTE, reforma fiscal, energética, educativa, y claro, la reforma laboral. Pero al final, lo que sonaba tan lindo en el discurso, todo se queda en puras promesas.
Y al final, puras promesas
Es por todos sabido que la historia de la política mexicana se ha caracterizado por los fraudes y los “cambios”. Eso ya nos es novedad.
A un año de que Felipe Calderón asumiera la presidencia, tras la controversia del fraude y, detrás también de la vox populi que demandaba el “voto por voto”, caímos pues, y con las cuatro patas en el macabro juego del cambio, en el que el pueblo, que en su momento creyó en las lindas palabras y en la mejor sonrisa de FECAL, ahora sufre las consecuencias como la típica novia de rancho a la que dejan siempre vestida y alborotada.
En toda contienda electoral se despilfarran recursos a diestra y siniestra, y la lucha por el poder se torna encarnizada y visceral como si en juego estuvieran los intereses particulares del mandatario, cuando el fin (por si no lo saben “nuestros gobernadores”) es hacer un buen gobierno para el pueblo, ya que como dicen por ahí que Vox Populi Vox Dei, o lo que es lo mismo, la voz del pueblo es la voz de dios.
Así, por ejemplo, según cifras de Gobernación durante la administración de Chente (Fox), se utilizaron en promedio 7 mil 203 pesos diarios para propaganda, mientras que en lo que va del sexenio de Felipillo, se gastan 10 mil 136 pesos diariamente. De no modificarse esta tendencia, al final de su mandato se gastará un aproximado de 22 millones de pesos. Así las cosas, mientras los recursos se malgastan para propagar las propuestas que al final quedan como promesas, los empleos bien gracias ¿no?.
Tanto se proclamaba Calderón como e presidente del empleo, pero de eso puras habas: hasta febrero de este año, la tasa de desocupación (TD) en el país fue de 4.02 por ciento de la población económicamente activa (PEA), porcentaje superior al registrado en el mismo periodo de 2006, cuando se ubicó en 3.60 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
Nada de empleos, pero eso sí, FECAL se ha entretenido reformando leyes que afectan grandes sectores de la sociedad, como las reformas a la ley del ISSSTE, reforma fiscal, energética, educativa, y claro, la reforma laboral. Pero al final, lo que sonaba tan lindo en el discurso, todo se queda en puras promesas.
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